Guayllabamba y Malchinguí, las primeras parroquias al norte de Quito, tienen un clima templado seco, que muchos residentes de la capital extrañan en estos meses de lluvias y vientos fríos. Estas localidades se han convertido en un punto de visita recurrente para aquellos viajeros que buscan un espacio fuera de las dinámicas de la urbe.
La oferta de platos típicos y de frutas propias de este piso climático son algunos de los atractivos, aunque no lo único por conocer. Si se cree haber agotado los elementos turísticos de la zona, esta es una invitación para activar su ‘gen viajero’.
Este, también conocido como ‘el gen de la aventura’, a decir de la ciencia, sí existe y corresponde a un receptor de dopamina. Una de sus variaciones es la que se relaciona con la característica de personalidad que busca la novedad. Son aquellos viajeros que actúan contra la costumbre y que, en esos lugares que fueron mirados por todos, siempre van en busca de algo nuevo.
El sol es el primer invitado del viaje hacia las playas del río Pisque, en el límite fronterizo entre los cantones Quito y Pedro Moncayo, de la provincia de Pichincha. Allí, el panorama del bosque seco andino contrasta con los colores del complejo Aqua River Park.
El lugar se presenta como un oasis en el camino hacia el Parque Jesuralem. La decoración incluye palmeras, jardines cuidadosamente podados, una alfombra de césped de un color verde intenso, piscinas rodeadas de sillones y pequeñas pérgolas con salas para cuatro personas. Se trata de un sitio turístico familiar, que permite disfrutar el viaje en dos momentos: aventura y relax.
Aventura jurásica
Las vallas que se encuentran en el camino hacia Aqua River Park anuncian al visitante que este es el parque temático acuático más grande de Ecuador. El lugar posee 40 000 m² de instalaciones. Una parte está dedicada al Bosque Perdido de los Dinosaurios. Esta es “la joya de la corona”, según Roger Tenesaca, propietario del lugar.
Es una gran zona verde en la que se puede vivir una aventura interactiva a escala real. Árboles, plantas, cuevas, equipos de expedición atacados, animales y fósiles, entre otros, permiten tener una experiencia envolvente. Basta con apenas unos minutos de recorrido para sentirse como parte de una de las tantas películas que Steven Spielberg ha desarrollado alrededor de esta temática.
El primer encuentro es con un bus escolar con adolescentes aterrados gritando en las ventanas. En esta escena, tres dinosaurios han rasgado las latas en su intento de cazarlos a toda costa.
El escenario está adecuado con un autobús clásico amarillo, similar al modelo icónico estadounidense de la compañía Blue Bird. Cuenta con gigantografías de personas, troncos de madera, altoparlantes con sonido ambiental de selva y rugidos y tres tiranosaurios Rex moviendo las mandíbulas y sus pequeñas extremidades superiores.
Después de esta primera escena, el Bosque Perdido traza una ruta con un total de 17 dinosaurios gigantes, tres dragones mitológicos, un pantano, un puente colgante y varios pequeños túneles con ramas entretejidas. Todo esto hace más complicado cualquier intento de escape.
Estos animales prehistóricos han capturado la atención de coleccionistas de historias en películas, series, documentales, cómics, dibujos animados, museos y parques temáticos como este. Cada habitante del mundo ha creado escenarios emocionantes con esos seres. Al final, el viaje siempre empieza allí, en ese rincón de nuestra mente llamado imaginación.
La premisa de que los dinosaurios no existen, al menos en este complejo turístico, se siente como una divertida duda.
El relax en el agua
Los viajes son una recompensa después de un tiempo de trabajo o de jornadas extenuantes. Aquí, tras una expedición en el mundo jurásico, las piscinas albergan ese espacio de relajamiento. Se pueden elegir entre cinco de diferentes tamaños. Una de ellas incluye juegos para niños.
Cada piscina está rodeada de frondosos árboles, palmeras y de muebles de jardín para tomar el sol. Entre ellas se encuentran dispuestas cabañas con cadenas de restaurantes que ofrecen comida de mar, china y americana. Además, cuentan con estaciones de platos típicos, bebidas y postres.
En la zona más alta del parque se ha diseñado un mirador con vista a todo el complejo y al río Pisque. Aquí también se encuentra una de las piscinas y el tobogán ‘racer’, el más grande del país, según cuenta Tenesaca. Esta atracción mide 70 metros y tiene cuatro carriles.
Su historia
Aqua River Park es un emprendimiento familiar que funciona desde hace seis años. En este lapso ha recibido aproximadamente 650 000 visitantes.
La idea nació como parte de un proyecto universitario de tesis enfocado en impulsar el turismo local con un espacio único. En su proceso de crecimiento ha aportado al encadenamiento productivo y económico de las localidades cercanas de Pichincha.
TIPS
Repelente, bloqueador solar, gafas y gorro de baño para la piscina. El lugar es pet friendly.
La entrada es de USD 10 adultos y USD 6 niños; incluye acceso a todas las atracciones.
Esta zona se caracteriza por un clima subtropical seco, con temperaturas de 23 grados centígrados.
Hay taxis que trasladan al visitante desde Guayllabamba al complejo turístico por USD 6.
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